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Todo trabajo constructivo requiere planificarse a fin de que, según los datos disponibles, se eviten o minimicen los posibles impactos negativos que pudieran surgir durante o después de finalizada la obra.
Sin embargo, a veces y pese a todos los cuidados, es posible que se escape algún error de cálculo o de concepto que luego se traduzca en una tragedia económica cuando no humana. En otros casos, la falta de mayores estudios en zonas potencialmente arqueológicas puede ocasionar retrasos o paralizaciones totales de obras en plena ejecución.
El segundo caso viene a colación luego de leer en la internet los apuros en los que están envueltos arqueólogos de diversos países por salvar y recuperar la mayor cantidad de datos y objetos posible antes de que el proceso de llenado de la Presa Sivand deje inundadas areas con restos arqueológicos importantes.
Con respecto al primer punto tenemos por ejemplo lo sucedido con el lago Peigeneur en Louisiana, en donde la falta de comunicación produjo el secado de dicho lago además de otros daños y el consecuente cambio en todo
el sistema ecológico de la zona.
De todo lo anterior se debe rescatar la importancia de las desiciones tomadas en campo sobre la base de estudios y datos lo mas exactos posibles, teniendo en cuenta nuestra responsabilidad ante la sociedad.
Construcciones de cartón a prueba de sismos
Hace 10 años
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